Y cuando todos los árboles fueron cortados, los pájaros perdieron sus nidos, la tierra su sombra, el paisaje su belleza, las personas su aire puro.
Y fueron los pájaros los primeros en rebelarse: tomaron las semillas que guardaban los frutos y las esparcieron.
Pronto crecieron pequeñísimos árboles por todas partes
y miles y millones de personas los encontraron en sus macetas, entre las grietas de viejas paredes, en la tierra acumulada de balcones en desuso.
La atracción entre esos brotes y las personas fue tal, que no pudieron hacer otra cosa más que sacarlos de esos rincones y plantarlos en sus jardines o en sus veredas
Así, se multiplicaron por millones.
Eso sucede cada vez que un solo hombre tala un solo árbol.
Ceci Labate
Es un canto a la esperanza.
ResponderBorrarAprovecho para darle las gracias a los pájaros salvadores.
Y digo yo que podrían talar injusticias en vez de árboles...
Besos.
Gracias por el comentario. Tal vez uno pueda convertirse en un talador de injusticias
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