Errando entre Palabras

sábado, 15 de mayo de 2021

¡Minga!


Miraba por los ventanales de la Universidad ¡había  palmeras! y miré las palmeras.

¡Y había árboles!  Y miré los árboles. 

Cerraron una puerta y me perdí. Permanecí cinco segundos viendo un pasillo sin escalera. 

Por acá no es; pensé, hasta que una cabecita se asomó detrás de un escritorio altísimo y me dijo: ¿A dónde va? 

Qué suerte que encontré algo que me interesa mucho, porque tengo una edad en la que no se puede vivir sin mirar palmeras o árboles.

Porque no se puede pasar por el río sin mirarlo. 

Porque ya no se puede.

Porque ya no se puede ignorar el sonido del reloj de la cocina, el ruido de la avenida, mis propios oídos cansados del día.

Mejor estar presente y no pasar muchos días sin mirar. 

La obligación se roba los detalles de la vida.

Y, como decían las paredes del Sarmiento entre las estaciones de Once y Caballito: ¡Minga! 

martes, 4 de mayo de 2021

Errando entre Palabras

 

Arte: José María Bayala

Dijo que le gustó y le insumió mucho tiempo.

Que era una manera de dar felicidad a su vida, una inyección de alegría para empezar los días.

Dijo que un blog resulta arcaico y que él aprendió mucho de su oficio.

Dijo que es necesaria cierta aristocracia espiritual, para poder hacer poesía.


Y yo digo cualquier cosa, sin que nadie me escuche ni le importe.

Y no tengo nobleza en el espíritu, ni en nada.


Me pregunto qué me inyecta  un poco de alegría.

Y qué se puede hacer, sin esa alcurnia

Y si no se tiene tiempo ¿no se escribe?

Y si no se tiene oficio, qué se tiene.


Dijo que un poema puede ser hermoso y el resto es casi nada.

Creo que casi siempre es casi nada.


Tal vez sea mejor sentarme a una mesa y ver qué pasa.

¿Me descubriré vacía y solitaria?

¿En laberintos mudos con escarcha?

No creo en las salidas.

Hay entradas y luego un errar entre palabras.

Ceci.




Mi agradecimiento a José María Bayala por su generosidad.