Errando entre Palabras

jueves, 29 de octubre de 2020

Otras Vidas


El blanco silencio de esa casa,

con sus grises ocultos

entre mantas.

El dependiente movimiento de las cosas.

Y la vida se pasea por ahí, a veces.

Y lee un libro, a veces

O un cuento, una poesía.

Se alimenta, duerme, habla .

A veces duele, 

A veces quiere

a veces: nada.

La vida contempla el dependiente movimiento de la cosas.

Todo la espera ¿Hacia dónde irá?

Simplemente está viendo la quietud y escuchando el oscuro silencio de la noche.

 Y pensando en cuántas vidas hoy fueron tratadas como cosas, 

lejos del blanco silencio de esa casa.

sábado, 17 de octubre de 2020

Crecer




El día que se fue, le contó que cuando era pequeña, por las noches tenía miedo de soñar con fantasmas. Era tímida y prefirió no decir nada más sobre sus otros temores, porque igual se las había arreglado bastante bien para ser feliz.

De niña le gustaban las tardes de verano bajo el inmenso ciruelo morado, caminar por calles de tierra, mirar los altísimos pinos y hamarcarse durante horas. Dejarse invadir por el cielo azul y sentir el vientito de los árboles en su cara. Disfrutaba trepar los árboles; cazar bichitos de luz; cuidar vaquitas de San Antonio, para que le hicieran cosquillas; permanecer tardes enteras en el agua y ver a los sapos cuando salían de sus cuevas en los días de tormenta.

Un instante antes de que partiera, ella, que la había escuchado atentamente, le dijo, como en una película: "No regreses, no mires hacia atrás, que no te gane la nostalgia".

De todos modos, cada tanto aparecía sólo para soplarle la nariz, darle un beso cosquilludo en la frente o decirle algo al oído. 

Ella la abrazaba muy fuerte, la miraba,  y antes de que volviera a desaparecer le decía que siempre siempre siempre la iba a querer. 

Entre esos "siempres", no había ninguna coma.

#relatoscorto

#cecilialabate

jueves, 15 de octubre de 2020

Tiempo de Susurros





Tal vez, aquí en la tierra, tengamos que hacer un poco menos de bullicio.

Quizá sea tiempo de susurros.

Imagino que con menos ruido

Podrán sonar notas más claras


Si caminamos con cuidado,  seguro oiremos cómo crujen las hojas del otoño.

Quiero saber qué pasa de ese modo.

¿Estarán todos dispuestos? 

Tal vez se escuche música, yo no prometo nada, 

Pero un susurro, puede ser mejor que un trueno.


¿No sería original oír el ronroneo que hay debajo?

¿Nos querrá decir algo? 

¿No querrá decir nada?

Bebamos otros sonidos, diferentes.


Me convenzo ante la idea de que sonará ese piano, 

El que está sobre el sendero de los árboles ocres.

Y que cantarán los pájaros y el viento mecerá las ramas.

Mientras tanto, bailemos con zapatillas de pluma: ligeros, livianos.


Si acá en la tierra todo es tan fragoso

 ¿Será porque es así el mundo de lo humano?

Murmurar no es callar, es acunarse en una melodía.  

Detrás del grito y de los ruidos y del eterno pasado

Vislumbro  un mundo infinito de armonías.


Caminemos en puntas de pie

Tal vez podamos sentir los pequeños sonidos de la vida presente

Estar, aquí y ahora, escuchando, sintiendo, lo que nos rodea

¿No es acaso una buena idea?



Cecilia Labate

Octubre de 2020.


sábado, 3 de octubre de 2020

Vulnerables

 



Vulnerables, esa es la palabra.

Escribíamos nuestra propia inmortalidad todos los días y la pluma se cayó al piso.
Vivir en las ruinas o en la promesa de la ruina. No hay bello, hay esto.
Seguramente ha pasado así en las guerras, no lo sé. En los ochenta me imaginaba corriendo por las calles, ahora no me imagino hacia donde correr sino hacia adentro de mí.
_"Si empiezo a llorar no voy a parar", le dije una vez a una peluquera que me dejó el pelo chamuscado y verde. Aún recuerdo esa sensación.
Hoy no me parece muy diferente. Si empiezo a llorar no paro, así que hay que inventarse algo.
Quiero abrazar a todos los que forman mi mundo, cuidarlos, protegerlos.
Qué suerte los chistes, y los mensajes interminables de los grupos que pasan de las reflexiones a los memes, sin solución de continuidad.
Qué suerte mis libros y mi máquina de café y la música.
Qué suerte mi hija junto a su papá cerca del verde de los árboles.
Qué suerte mis hermanos que se cuidan y mis amigas que se cuidan y mi mamá a la que cuidamos.
Qué suerte la esperanza, no como virtud, sino como ánimo de esperar lo que se desea.
Qué suerte los colores. Qué suerte los colores. Colorear...
Desde acá veo mucho movimiento y escucho niños.
Desde acá, mientras trato de escribir para escribir algo que es necesario escribir, como cada quien pueda.
Buenas noches confinados!

21 de marzo de 2020