La Sonrisa de Alas Flameantes de Miró
Sin la habitual conciencia sórdida del cuerpo, siento un placer casi primario.
Extrañada de mí misma, transcurro una alegría incomprensible.
Me asomo a un abismo, sólo tomada de unos pocos hilos.
Me sorprende la sonrisa de un recuerdo, pero escucho el vehemente silencio de lo desconocido.
Construyo un mundo con pequeños trozos, un cuerpo desobediente y una lengua que saborea, pero que no habla.