La Sonrisa de Alas Flameantes de Miró
Sin la habitual conciencia sórdida del cuerpo, siento un placer casi primario.
Extrañada de mí misma, transcurro una alegría incomprensible.
Me asomo a un abismo, sólo tomada de unos pocos hilos.
Me sorprende la sonrisa de un recuerdo, pero escucho el vehemente silencio de lo desconocido.
Construyo un mundo con pequeños trozos, un cuerpo desobediente y una lengua que saborea, pero que no habla.
una genialidad tu entrada
ResponderBorrarun juego de palabras corto y divino
Abrazos compatriota
Hola Mucha!. Mil gracias por pasar por aquí!
BorrarTe mando un abrazo enorme
Delicioso texto!
ResponderBorrarAs palavras fluem numa indefinível volúpia
de veemências suaves
e sabores secretos
na intensa vertigem do poema!
Gracias por tua visita.
Te dejo un abrazo!
Gracias AS!. Gracias por tu palabras y también por tu visita!
BorrarUn abrazo
Hermoso poema Cecilia y lindo sentimientos.
ResponderBorrarBesicos muchos.
Muchas gracias! Gracias por visitar mi blogcito!
ResponderBorrarBesos!
Es como si trascendieras de lo terrenal.
ResponderBorrarCómo se hace?
Tengo envidia.
Hola Toro! Yo leo su blog, ¡Cómo me va a envidiar a mí!
ResponderBorrarLe mando un saludo y muchas gracias!
Ceci
Algo simple escribes bien saludos
ResponderBorrarGracias Mucha! 🥰🥰
BorrarMe gusta escuchar el silencio porque siempre me dice algo sin palabras.
ResponderBorrarBesos.
Qué lindo lo que decís María! Un abrazo
ResponderBorrar