Entraron en mi casa unas gaviotas, un viento loco y repentino, miles de granos de arena, las maderas de un camino, un arco iris y espumosas olas de un atardecer.
Espero que no se esfumen todavía, porque quiero mirar un rato más esos colores, caminar sobre la arena, recorrer el camino de maderas y escuchar el mar.
Ya sé que no es posible que mi pequeño verano no desaparezca,
pero intentaré que se quede un tiempo más.
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