Errando entre Palabras

martes, 4 de agosto de 2020

Elogio de la ternura

Fotografía de Olga Tokarczuk


"Elogio a la ternura"

Cuando era muy chica escribía. Muy chica, a los 8 años.

Escribía dedicadamente sobre algo y después se lo daba a mi papá para que lo leyera. Nunca fue muy afecto a los halagos, pero esas redacciones le encantaban.

La fórmula era fácil: escribía cosas lindas sobre temas lindos, como la amistad o la música y luego mi papá me aplaudía.

Mi papá tenía la costumbre de aplaudir su alegría. 

Una vez le llevé mi redacción cuando estaba con un amigo y lejos de echarme la leyó en voz alta, muy orgulloso, y dijo que era muy tierno.

Recuerdo perfectamente dónde estaban parados mi papá y su amigo y dónde estaba yo, mirando y escuchando.

Anoche, leyendo sobre mujeres que ganaron un Premio Nobel, me topé con el discurso de aceptación de Olga Tokarczuk, cuyo título es “El narrador tierno”.

Lo leí con curiosidad por la palabra tierno. Y también por la palabra narrador.

Olga Tokarczuk cuenta que su madre le dijo que la extrañó, mucho antes de nacer y que esas palabras le dieron una fuerza que le duró toda su vida y explica:

"Porque elevó mi existencia más allá de la materialidad ordinaria. (...) Me dio algo que alguna vez se conoció como alma y me proporcionó el narrador más tierno del mundo."

El discurso de la escritora no tiene desperdicio, lo recomiendo.

Dice que escribe ficción, pero que nunca es pura fabricación. Que cuando escribe tiene que sentir todo dentro de ella y dejar que todos los seres vivos y los objetos la atraviesen, y entonces nombra la ternura.

Para mí la ternura es lo que se siente cuando algo te toca, te afecta, te atraviesa, como dice Olga Tokarczuk. Cuando una chispa te salta dentro y no te quema, te estremece.

La ternura fue el aplauso de mi papá y la primera vez que mi hija, apoyada sobre mi pecho, me miró a los ojos.

La autora dice que la ternura es el arte de compartir sentimientos y descubrir similitudes. Que es la forma más modesta del amor. Del amor que nadie jura ni cita, que no tiene emblemas ni símbolos.

Olga Tocarczuk dice que la ternura es espontánea y desinteresada y que es una profunda preocupación emocional por otro ser con fragilidad.

Que la ternura percibe los lazos que nos conectan y entre tantas otras cosas dice esta maravillosa frase:

 "Aparece donde miramos de cerca y con cuidado a otro ser o algo que no es nuestro yo."

Me generan una profunda ternura sus palabras.  Palabras que son palabras.

Los aplausos de mi papá siempre, siempre, me dieron ternura. No tuvo palabras para el amor, a veces tuvo aplausos.

La última vez que mi papá me fue a ver a una muestra de teatro, lo vi aplaudirme desde lejos. 

Sonreía, mientras golpeaba sus manos suavemente, con un gesto chiquito y cariñoso, íntimo y silencioso, exclusivamente para mí. 

Esa misma noche, cuando se iba caminando frágilmente por la vereda me invitó a su casa: "Venite cuando quieras", me dijo.

Esta mañana fui a comprar unas costillitas de cerdo. Están para cuando venga Delfi a comer la comida de su mamá, porque puede venir cuando quiera.


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