Es muy domingo este domingo: gris y mudo.
A pesar de la monotonía de estos días, hoy es un domingo con todas las letras y mi casa se volvió fría y yo sé el porqué.
Este domingo tan domingo...
Y las noches son diurnas
y las mañanas se pierden de sueño.
Afuera, el otoño transcurre solo, entonces nada se sabe de las hojas amarillas y rojas que se acumulan en las veredas.
No se puede perder el sonido del otoño, ni las mañanas, ni la pluma.
En un extraño tiempo de abrazos prohibidos, alguien ayer y el sábado pasado y el anterior dijo: hay que abrazar y amar lo que se puede.
Así que aquí estoy, en un domingo muy domingo preparándome para hacer crujir el otoño
con mis zapatillas rojas.
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