Até la perra a la silla.
Acomodé el libro.
Saqué los anteojos.
No encontré mi lapicera.
No me gusta leer sin una lapicera.
Pedí el café.
La cucharita estaba sucia.
Pedí otra.
Un hombre paseaba a un perro enorme y Pancha lo atacó.
Escándalo.
Llegó la otra cucharita.
No había edulcorante.
Pedí.
Me dio vergüenza decir que la nueva cucharita también estaba sucia.
Los saquitos de edulcorante estaban húmedos.
La silla, de metal, incómoda.
La perra le ladraba a un bebé que gritaba detrás de mí.
Guardé los anteojos, pedí la cuenta, pagué, desaté a la perra y me fui a la plaza.
Busqué un banco.
Até a la perra.
Saqué los anteojos de leer.
Abrí el libro.
Meatacaronmilesdemosquitosguardélosanteojosdesatéalaperravolvíacasa.
Por suerte, la foto del libro de Lorrie Moore es muy preciosa.
Uff que tarde!! Di buena fito!!! Besos
ResponderBorrarGracias Hanna! Un abrazo
BorrarHay días extraños y parece que todo saliera al revés. Pero todo es cuestión de dar un giro al momento.
ResponderBorrarQue tengas hoy un feliz día.
Besos.
Gracias María! Un abrazo
BorrarLa primavera siempre ha estado sobrevalorada.
ResponderBorrarAquí el otoño se ha llenado de moscas.
Ay, a mi me encantan, la primavera y el otoño, aún con moscas y mosquitos. Saludos
BorrarMe encantas fisicamente e intelectualmente
ResponderBorrarabrazos siempre
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BorrarGracias, Mucha querida
BorrarUn Off hubiera hubiera cambiado la historia. Muy bueno Cecilia...
ResponderBorrarEs muy cierto!
BorrarA veces salen las cosas del revés. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
ResponderBorrarUn abrazo.
adoro lo que dices bella poeta
ResponderBorrarMuchas gracias!
BorrarHola! Gracias por entrar al blog. Yo misma lo tengo abandonado. Graaacias y abrazo!
ResponderBorrarque maravilla de texto
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