Puede suceder que se humedezcan los ojos, porque sí.
Y que una mariposa se pose en la ventana, también porque sí.
Puede ocurrir que en una mesa roja sólo haya una copa.
Que no se escuchen ruidos y que la calidez sea parte de los sueños.
Puede pasar que una mirada descanse en una margarita o en la negrura del cielo.
Pero las ráfagas de viento que se sienten en la piel, nunca suceden porque sí.
El dolor y la pena duelen en la piel y el alma.
ResponderBorrarTriste pero bonitas tus letras. Beso
Muchas gracias Hanna!
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