Errando entre Palabras

lunes, 3 de agosto de 2020

Espíritu Italiano

Mi hermana encontró una excusa mundial para hacer un grupo de Whatsapp con toda la familia.

Cuando digo toda la familia, no estoy exagerando para nada.

Están mis hermanos; ella, desde luego; todos sus hijos, mi hija, mi sobrinito y después una cantidad nunca vista de primos con sus esposas y primas con sus esposos. Están los hijos más grandes de mis primos, que ya tienen edad de tener celular, y tías, tíos y, por supuesto, mi mamá.

Nadie vaya a creer que mi hermana no lo intentó anteriormente, pero ahora con el encierro y el cuiqui nadie se atrevió a salir.

El grupo está activo las veinticuatro horas, porque algunos de mi familia están en otras partes del mundo, donde también están confinados.

Los primeros días el objetivo que se propuso mi hermana fue hacer llamadas de video. En todas estuvo ella y en algún momento de la charla, charla entre comillas, te sacaba una foto de esas que nunca quisieras que alguien viera.

No hay uno, pero uno solo, que haya salido un poquito bien: ojos cerrados, bocas con formas extrañas o papadas espantosas. 

Luego, finalizada la etapa de las llamadas compulsivas, el grupo evolucionó y los que tienen niños comenzaron a compartir videos: “Juli hace esto”, "Isa hace esto otro" y así.

Superada, aunque levemente esa etapa, se pasó a los juegos de mente: acertijos, preguntas y respuestas y todo, pero todo, muy festejado por mi hermana que es la administradora oficial.

Después de compartir las rutinas que se fueron desordenando, finalmente, y a esto quería llegar, se comenzaron a compartir recetas de cocina, que casi todas las responde quién: mi hermana.

Con el tema de la comida aparecieron las fotos de todo aquello que el total de mi familia se lleva a la boca, hasta de una sopa en una cacerola con cuatro o cinco verduritas. Todo es halagado amablemente, todo tiene su lado positivo.

Sin embargo, el nivel culinario fue ascendiendo entre cuatro a diez escalones por vez y entonces aparecieron los tutoriales. 

Los tutoriales, obviamente, los prepara mi hermana, que estudia para chef y hay que decirlo, son excelentes e incluyen el atuendo para la ocasión.

Ella es un verdadero cristal de masas, es a la familia lo que Los Borrachos del Tablón a la hinchada de River:  mi hermana no deja que el grupo decaiga en ningún momento.

Así, porque cumple al dedillo con su función, al grupo en su conjunto no le quedó otra que mejorar la presentación de desayunos, almuerzos, meriendas y cenas. Fotos, fotos y más fotos.

Hasta los niños decoran un plato con tres gajitos de naranja y algunas uvas.

Las tortas, que empezaron siendo modestos budincitos, fueron creciendo en tamaño y pasaron a ser tortones altísimos, con copos de crema, frutillas y una variedad increíble de adornos y dulces. 

Frente a esta competencia, que ya no se sabe dónde va a terminar, los halagos van y vienen y los antojos, ¡ni les cuento!

Si uno hace empanadas, casi todos hacen empanadas, si uno hace pizza casi todos hacen pizza.

Lo que me empieza a preocupar es que se viene la Pascua, y los planes son cada vez más ambiciosos. 

Estos, incluyen un huevo de Pascua gigante, que se romperá con las nubes y entonces bañará al mundo de confites enormes, como pelotas de fútbol, obviamente de chocolate, y alimentará a todo el planeta.

Además, parece que van a hacer trescientascuarentamil billones de trillones de roscas para lanzar desde un cohete espacial. Que las preparan con tanto amor, que terminarán con las guerras y les añadirán kilos y kilos de crema pastelera para acabar con el virus.

Yo creo que el espíritu italiano es capaz de todo, así que gente, miren el cielo, porque seguro que lo logran.

 


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